Perplejidad y admiración: lo mismo que contigo me pasa. Mientras yo no he sentido más que una absoluta indiferencia por el mundo y la he encontrado siempre en cada esquina y en cada mirada, me he limitado a cruzar por él de puntillas y ocultando a medias mi profundo malestar y hastío.
Cuando te percibí caminando a mi lado con esa careta permanente de falsa amabilidad y alegría, sentí que dentro de ti también había un foco que generaba una oscuridad devoradora similar a la mia, como una fuerza universal, mintiéndote y destruyéndote con ello en un gesto de amor hacia los demás, para no preocuparles con tus pesares solitarios.
Sabes...cada vez que lo recuerdo, cada vez que te recuerdo con ese ojo amoratado y esa sonrisa de disculpa me acuerdo de que en las novelas rusas los manicomios eran lugares donde frecuentemente dos seres solitarios transportados allí por la locura o la desdicha más miserable, se cruzaban en su caminata demente hacia la nada existencial, y cuando sus miradas se encontraban al caer la tarde, magnetizados mutuamente, se sentaban en el mismo banco de hierro forjado con rosas negras punzantes e intercambiaban unas primeras frases, para salvarse dándose un abrazo intangible antes del frío anochecer.
Y entonces he pensado en nosotros y en porqué te admiro tanto
4 comentarios:
gracias por cumplir tu parte del trato, espero que no sea algo pasajero
Nada, he vuelto a las andadas, no podía tardar mucho en pasarme por aquí, aunque sólo sea de tanto en tanto.
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