He aquí una de las redacciones que nunca llegaron ser a entregadas en mis simpáticas clases de filosofía. Debido al alto contenido moral de mi “estimado” bachiller subvencionado, el cual inspiró a una servidora.
La disputa entre quienes afirman que el mundo fue creado por Dios y quienes piensan que surgió por sí mismo se refiere a algo que supera nuestras posibilidades de razón y experiencia.
Mucho más real es la diferencia de los que dudan acerca del ser que le fue dado al hombre (por quien fuera que sea y quien sea que fuera en la forma que quisiera) y a los que están incondicionalmente de acuerdo con él.
En el trasfondo de toda fe, religiosa o política, está primer capitulo del Génesis, del que se desprende que el mundo fue creado correctamente, que el ser es bueno y que por tanto lo suyo es reproducirse. A esta fe la llamamos acuerdo categórico del ser.
Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderás afirmar que la mierda es inmoral! No. El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡Y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable y obsceno.
De aquí volveré a lo antes citado como acuerdo categórico del ser en el cual se representa un mundo en el que la mierda es negada. Y todos se comportan como si no existiese. Esta estética idílica recibió el nombre kitsch.
Cuyo nombre se sitúa en Alemania y el sentimental siglo diecinueve. Pero la frecuencia del uso dejo borroso su original sentido metafísico, es decir, el kitsch es la negación absoluta de la mierda, en sentido liberal y figurado: el kitsch elimina todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable.
Por tanto llegamos a la conclusión que la existencia como tal esta compuesta por mierda y si no existiríamos como tales. O llegaríamos a una paradoja de la convivencia de contrarios para la existencia mutua, o algo de eso…
Así llegamos a la conclusión de que el elemento primigenio de la existencia y realidades empíricas es la mierda.
¿Y sino, porque estas leyendo esto?
Que sí, que ya sé que es una mierda.
La disputa entre quienes afirman que el mundo fue creado por Dios y quienes piensan que surgió por sí mismo se refiere a algo que supera nuestras posibilidades de razón y experiencia.
Mucho más real es la diferencia de los que dudan acerca del ser que le fue dado al hombre (por quien fuera que sea y quien sea que fuera en la forma que quisiera) y a los que están incondicionalmente de acuerdo con él.
En el trasfondo de toda fe, religiosa o política, está primer capitulo del Génesis, del que se desprende que el mundo fue creado correctamente, que el ser es bueno y que por tanto lo suyo es reproducirse. A esta fe la llamamos acuerdo categórico del ser.
Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderás afirmar que la mierda es inmoral! No. El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¡Y entonces no cerremos la puerta del water!), o hemos sido creados de un modo inaceptable y obsceno.
De aquí volveré a lo antes citado como acuerdo categórico del ser en el cual se representa un mundo en el que la mierda es negada. Y todos se comportan como si no existiese. Esta estética idílica recibió el nombre kitsch.
Cuyo nombre se sitúa en Alemania y el sentimental siglo diecinueve. Pero la frecuencia del uso dejo borroso su original sentido metafísico, es decir, el kitsch es la negación absoluta de la mierda, en sentido liberal y figurado: el kitsch elimina todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable.
Por tanto llegamos a la conclusión que la existencia como tal esta compuesta por mierda y si no existiríamos como tales. O llegaríamos a una paradoja de la convivencia de contrarios para la existencia mutua, o algo de eso…
Así llegamos a la conclusión de que el elemento primigenio de la existencia y realidades empíricas es la mierda.
¿Y sino, porque estas leyendo esto?
Que sí, que ya sé que es una mierda.
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