Un blog chapucista, de fumadores, y de derechas

lunes, 16 de febrero de 2009

Manifiesto

Quisiera olerte. Sé que estás ahí, en algún rincón del crepúsculo de este sótano. ¿Porqué no me tiendes la mano? Juntos podríamos hacer lo extraordinario. Recorrer, por ejemplo, galerías imposibles en la ciudad de los Inmortales de Borges. Hacer gárgaras en algún mar volcánico de Júpiter, allí a lo lejos. ¿Qué tal destrozar llantas de aluminio en toda una hilera de Lamborghini's? Se me ocurre una mucho mejor, compañero: asaltar la reserva del 68 y entrechocar los nudillos, somos los inconquistables, la quinta de San Juan, ¡ofensiva tutu-pá! Quisiera gritarte al tímpano mismo que el camino es, se mire como se mire, permanentemente blanquinegro. Más de uno es, por naturaleza, incapaz de descoyuntar ese puta tiniebla, este hedor a yodo que hoy y siempre nos envuelve. No es ese tu caso. Devuélvele al caos su carcajada. Saca tu mejor espejo y haz que la luz de su propio astro corrupto les convierta a todos en piedra. Siempre te admiré por el sentido del humor que salía de tu chistera. Por ser capaz de barajar un mazo con los ojos cerrados. Pienso en ese tipo que se tambaleaba entre mis brazos en el parque de Canalejas, ebrio y contento como una castañuela, y no soy capaz de relacionarlo con lo que acabas de escribir. Pienso en una coleta rubia que desafía al horizonte, que duerme a la intemperie, que destroza noches a balazos, enfundada en una inmejorable escenificación del Quijote. Acuden a mí, como peces de colores, las memorias cojas del Lloixa. Como una obra de teatro. Con sus secundarios, sus entreactos, un telón verde de fondo, monólogos, antagonistas, circos. Y el soberbio aplauso del público que ha enmudecido con la simple presenciación de una historia, tu historia; miles de rostros que empequeñecen al lado de la huella que allí dejaras. Les has dado un soberbio hostión. Abre tu mano un poco más, deja que la sientan en sus caras. Grítales: "¡Yo os enseñaré!". Y verás un racimo incontenible de flores besándote los pies.

Es muy fácil, compa. Bájate un momento al garito y te cuento. Invita la casa.

Por si no te has dado por aludido, Humilde Redactor, va por ti.

1 comentario:

Déägol dijo...

No sé qué pasa exactamente, pero hay que venirse arriba. El optimismo forma parte de ti; el buen humor tiene que fluir, que cuando te vea no me quiero encontrar con una cara agria. Para eso me miro en el espejo.

Saludos. Nos vemos pronto. :)