La ventana
deja caer el mundo.
Aire, color, acción
despiertan
con el permiso
de la cortina.
El asfalto no basta
para imponerse al ruido
ni maniatar al caos.
Pero entre franja y franja
de demencia,
serenos eslabones
mantienen viva
la esperanza.
Sé dónde se esconde
la poesía:
como un espectro
juguetón,
nos roza primero
la nuca
para existir
ante los ojos
por medio segundo
tan sólo.
Vive de la velocidad.
Aprende a cazarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario