Un blog chapucista, de fumadores, y de derechas

miércoles, 24 de marzo de 2010

LA MARAVILLOSA HISTORIA DE MARTíN Y LA IMPORTANCIA DE BEBER LEJÍA

Como cada viernes, Martín se disponía a revisar su colección de cromos de filósofos importantes de la historia. Ya le faltaban pocos para completar la colección. Tenía un par de sobres nuevos y se dispuso a abrirlos con nerviosismo...¡Mierda! Era la cuarta vez que el Demiurgo le salía repetido. No podía creerlo, estaba tan enfadado... quiso llorar, gritar, flagelarse o, lo que es peor, torturarse a si mismo viendo imágenes una y otra vez de Marujita Díaz. “¿Por qué el mundo es tan cruel?” Pensó. Necesitaba consolarse, encontrar algo que pudiera hacerle sentir mejor. Tenía la solución. Se dirigió al armario de utensilios de limpieza que tenía ordenado meticulosamente y agarró el elixir que le haría volver a encontrar un estado de ánimo equilibrado. Realizó su particular ritual con calma: se sentó sobre la mesa, puso un “tapetito” de ganchillo (regalo de su abuelita) y colocó encima una copa muy pequeña. A continuación, y de una forma magistral, quitó el tapón de la botella de lejía que antes había conseguido y dejó que el líquido invadiera la porción de copa correspondiente. Se concentró, recitó una oración y lo bebió de un trago. Cerró los ojos, para disfrutar de aquel magnifico saber ardiente por su garganta. Y no sabe cuanto tiempo estuvo así. Al volver a abrir los ojos, todo había cambiado, era maravilloso, como estar metido dentro de un cuadro de Dalí. Los colores vibraban y todo estaba en constante movimiento. Se levantó de la silla, como un zombie colocado. Avanzaba lentamente, con los ojos muy abiertos, observándolo todo... De repente, distinguió una figura extraña que se había sentado en su sofá. Se acercó. Era un tipo desnudo, que bebía vino. Lo reconoció inmediatamente, cromo nº 51 “Diógenes Laercio”. ¡que maravilla! Y justo estaba en su sofá.

¿Dónde está tu barril?- preguntó Martín.
Lo perdí ayer en una timba.
¿Crees que el universo flota?
Creo que el que flota eres tú.

Y no le faltaba razón, pues Martín comenzó a ascender hasta darse de cabeza con el techo de su habitación. Al momento, una melodía conocida invadió toda la estancia “This is the end, beautiful friend...” Martín podía nadar sobre el techo y se dejó llevar, había burbujas de colores, de todos los que pudieses imaginar. Divisó en una esquina una pequeña ventana y se asomó por ella. Estaba dentro de un caleidoscopio con imágenes de gente bailando a cámara lenta. Le pareció estupendo y comenzó a bailar, se desató, se le fue la cabeza, todo era fantástico, felicidad extrema, una experiencia extrasensorial jamás sentida... De repente, algo lo sacó de aquella euforia que experimentaba “¿Mamá?”

-¡Me cago en la leche, Martín, ACABATE LAS MALDITAS LENTEJAS!